Inteligencia emocional: ¿nace o se hace?

6 de abril de 2010
  • En la actualidad, los especialistas coinciden en plantear que la inteligencia emocional no se establece al nacer, sino que se puede desarrollar, entrenar y fortalecer a través de las experiencias de la infancia.
  • Las capacidades intelectuales y emocionales se relacionan con la cantidad y forma en que se producen conexiones neuronales en el cerebro.
  • El número y calidad de estas conexiones no dependen de manera exclusiva del componente genético de una persona sino fundamentalmente de la interacción que ésta tenga con el medio.
  • Por eso es tan importante que los niños sean estimulados desde pequeños, ya que se sostiene que a partir de los diez años de edad el cerebro elimina las conexiones más débiles, conservando aquellas que han sido fortalecidas a través de la experiencia.


La educación debe aportar elementos que favorezcan las aptitudes emocionales como son la creatividad, el optimismo, la perseverancia y el autodominio, entre otras.
Los padres que manifiestan la ternura y el amor, generan en sus hijos efectos muy positivos:

  • En lo cognitivo, estos serán alumnos más eficaces, con mayor concentración y con menores interferencias afectivas.
  • En el plano social, causarán una mejor impresión, serán más hábiles para relacionarse y, por lo general, más populares.
  • Según los especialistas, biológicamente -incluso- pueden presentar niveles más bajos de hormonas de estrés.
  • El experto norteamericano en terapias infantiles Lawrence E. Shapiro, recomienda a los padres darse el tiempo para jugar con sus hijos pequeños dejando de lado las típicas instrucciones, para que compartan momentos libres de juicios y presiones.

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